GRACIAS A TODOS LOS QUE SIGUIERON ESTE BLOG!!
IGUAL SEGUIRE PONIENDO COSAS. TODO LO QUE ENCUENTRE..NO TENGO MAS QUE AGRADECERLES A TODOS LOS QUE HICIERON POSIBLE QUE VIDAS ROBADAS LLEGARA AL FINAL..GRACIAS A TODOS!!
NO ME VOY.....SIGAMOS POR LA RECUPERACIÓN DE MARITA VERON!!! MONICA.
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por Solrac Korner




VIDAS ROBADAS

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MIRA!!!

MIRA CASADOS CON HIJO POR TELEFE

domingo, 9 de marzo de 2008

LA TRAGEDIA REAL QUE INSPIRO VIDAS ROBADAS.


LA TRAGEDIA REAL QUE INSPIRO "VIDAS ROBADAS"

Susana Trimarco tiene una hija que fue secuestrada por una organización que vende mujeres para prostituirlas. La actriz Soledad Silveyra lloró al escuchar la historia, que inspiró el título de Vidas Robadas.
La trama de la ficción "Vidas Robadas" gira en torno al tráfico de personas, un crimen aberrante que se ha incrementado en forma alarmante en los últimos años, producto de las pésimas condiciones de vida de los países menos desarrollados.

Precisamente, a Susana Trimarco le robaron la vida. Era una trabajadora de clase media que convivía con su marido en una modesta pero cálida vivienda ubicada en las afueras de San Miguel de Tucumán. Nada le faltaba, ni el dinero ni los afectos.

Pero a las 9.30 de la mañana del 3 de abril de 2002 su hija, María de los Angeles Verón, de sólo 23 años, fue secuestrada por una banda que la vendió por 2.500 pesos a un prostíbulo de La Rioja con el fin de someterla a la prostitución.

Marita es hoy es una de las más de 400 mujeres desaparecidas en democracia, cautivas en las espurias redes de la noche. Entonces, Susana emprendió una odisea para encontrar a su hija, que después se convirtiría en la causa de la nueva vida que construyó con esfuezo: la lucha contra el tráfico de personas.

Este flagelo es el eje temático de Vidas Robadas, la nueva apuesta fuerte de Telefe Contenidos en la que actúa Facundo Arana, que se apoya en el caso de Marita y en los de muchas otras jóvenes y adolescentes. Acordarme de mi hija, de esa situación, de esa desesperación (...). No sabíamos qué‚ hacer, dónde y cómo buscarla. Si hubiera tenido la experiencia de ahora, mi hija ya habría aparecido", se lamenta Trimarco.

Susana cree que la novela va a servir para concientizar a la población sobre este tema. Vidas robadas es protagonizada por Facundo Arana, un antropólogo forense que intentará destruir una red de secuestradores, a partir de las aflicciones de Soledad Silveyra, que encarna a una madre consternada por la desaparición de su hija.

La entrevista con "Solita"

Antes del estreno, Silveyra estuvo en Tucumán para interiorizarse sobre la historia de Susana Trimarco. "Le pusieron Vidas Robadas porque Solita, después de que le conté‚ mis pesares, se puso a llorar y me dijo: "Susana, yo no puedo creer que en la Argentina de la democracia estén ocurriendo estas cosas así". Entonces, yo le dije: "Solita, es cierto. Me robaron mi hija, me robaron mi vida". Después me llamaron desde Telefé‚ para decirme que usarían mi frase para el nombre de la telenovela, cuenta la mamá de Marita.

Y anticipa que a partir de la semana que viene saldrá por Telefé‚ el logo y la información sobre la actividad de la Fundación María de Los Angeles, creada en octubre pasado.

"El objetivo de la Fundación es derribar el negocio de la venta de personas en la Argentina. Tiene su base en Buenos Aires, pero queremos que en cada provincia haya anexos, como el que hay en Tucumán", manifiesta.

Susana promete que seguir luchando durante toda su vida. "Actualmente son 144 organizaciones en la Argentina las que se dedican a esta problemática. Hoy tengo mucha gente que me está apoyando. Somos muchos los comprometidos y los afectados en esto", asegura.

"NO SERA UNA TELENOVELA MAS”

FACUNDO ARANA...

El actor dice que, contra lo que sostienen aquellos que “hicieron una industria del quilombo”, en el medio televisivo nadie desea que al otro le vaya mal. “No por altruismo: para que el negocio funcione le tiene que ir bien a la mayoría

Escrito por Marcelo Camaño (coautor de Montecristo), Vidas robadas contará la historia de Bautista Amaya, un antropólogo forense que perdió trágica y misteriosamente al amor de su vida, y Ana Monserrat, una fotógrafa que atraviesa un duro momento con su hijo. La inevitable historia de amor descubrirá, sin embargo, una oscura trama sobre la esclavitud moderna traducida en el tráfico de personas. Una telenovela que da un paso más hacia los nuevos exponentes del género que dejan los mundos ideales y edulcorados para hablar de problemas de su tiempo. “No será una telenovela de amor más. El programa va a servir para instalar como tema de debate en la sociedad argentina el tráfico de personas y la falta de leyes para castigar a quienes lo realizan”, subraya Arana.

Al igual que Pablo Echarri con Montecristo, Vidas robadas marcará, probablemente, otra faceta en su carrera. No es que el protagonista de telenovelas como Yago, pasión morena, Muñeca brava, Padre Coraje y Sos mi vida, entre otras, dejará de ocupar su rol de galán para el que lo convoca año por medio la TV, pero la nueva producción de Telefé Contenidos le dará una textura diferente al personaje que encarnará. “No reniego del galán, porque es un lugar que me permite trabajar y crecer como actor”, aclara Arana. “Soy de los que prefieren que las cosas fluyan y no forzar nada. En Vidas... no voy a ser un galán lineal. En estas nuevas novelas, ya no hay dos protagonistas, ni ser galán significa protagonizar: se conforman con elencos de protagonistas. El galán lo único que hace es llevar la historia principal de amor con la heroína. La telenovela argentina entendió que el protagonista debe ser la historia. Prefiero seguir siendo un galán, pero en historias tocando estos temas.”+

–¿O sea que de Vidas robadas le atrajo la problemática social más que cualquier otra cosa?

–Desde hace un par de años, Telefé comenzó con el camino de romper con el clasicismo en el género para su tira de la noche. En Vidas robadas, en vez de contar historias paralelas o que las subtramas estén en función de obstaculizar y retrasar el amor entre la pareja protagónica, la fuerza de la historia es tan o más pesada que la trama de amor. La esclavitud es una problemática mundial. Y lo que es peor: es un tema que también existe en Argentina, pese a lo que creemos. Dentro de la ficción, Vidas robadas busca ser el medio para que se sepa que la esclavitud es una problemática social que persiste. Si eso se logra, no solamente vamos a contar una historia, sino que además vamos a servir para tomar conciencia sobre lo que nos pasa en el siglo XXI. Es hora de que se use un género tan importante como la telenovela para contar mucho más que historias de amor. El arte y la TV son un arte además de un negocio, deben hablar sobre las problemáticas sociales de la época. Sea el tema que sea.

–En Brasil y Colombia, tanto la TV como el Estado utilizan el género como medio para crear conciencia sobre problemáticas sociales, dadas la penetración y lealtad que la telenovela tiene en las clases sociales más carenciadas.

–Yo me saqué el sombrero con Montecristo. Pensé que Resistiré había sido un hallazgo perdido, que iba a quedarse ahí. Y resulta que fue como un primer boceto de lo que iba a convertirse en una nueva forma de contar una historia de telenovela. Creo que Vidas robadas será un paso más que se da en esa búsqueda. Al igual que los brasileños, no-sotros tenemos muchos mercados ganados en el mundo. Lo bueno es que fue un proceso que se dio de a poco, lo que generó un negocio millonario, pero que hizo que no se le volara la cabeza a nadie. La telenovela argentina tiene más de sesenta mercados abiertos hoy en día. Y la esclavitud es un problema que existe en Argentina y el mundo.

–¿Investigó algo sobre el tema cuando le propusieron hacer una novela con el tráfico de personas como eje?

–Para no amedrentarme, elegí ir como me gusta a mí: sin preguntar nada y yendo para adelante. Confió mucho en Marcelo Camaño, que tiene experiencia en tocar temas sociales ya que fue coautor de Montecristo y guionó el ciclo Televisión por la identidad. Es una novela ficticia con un nudo dramático real y vigente. De todas maneras, no voy a enarbolar una bandera por la que no he peleado y de la que no tendría por qué hacerme cargo porque no me corresponde. Pero si Vidas cruzadas sirve para que quienes levantan esa bandera tengan más fuerza, bienvenido sea. La de la esclavitud es una bandera que no me pertenece, pero a la que me interesa apoyar desde mi lugar de contador de historias.

–De alguna manera, es parte del arte llegarle al espectador a través de una obra a esos rincones más profundos del alma y la conciencia.

–No hay mejor respuesta para un actor que la de tocarle a la gente las fibras más íntimas de sus emociones o su conciencia. Lo que no hay que dejar de lado es que nosotros vamos a hacer una telenovela, que se va a emitir por la televisión y que la televisión es un gran negocio.

–Luego de Resistiré, en algún punto, y Montecristo, hoy pareciera ser un negocio también anclar la historia de amor en un contexto social real, actual y universal, de ser posible.

–Estoy completamente convencido de que Telefé trabaja la incorporación de temáticas sociales en sus tiras independientemente del rating. Al canal le sería mucho más fácil ir a lo seguro, con una historia de amor más o menos tradicional y conflictos típicos del género. Podrían mirar para otro lado, pero no sé si después podrían ir a dormir tranquilos. Hay una línea de pensamiento sobre lo que debe ser la televisión que se refuerza en cada nueva telenovela. Montecristo y ahora Vidas robadas no son ciclos estancos ni aislados. Se trata de compartimientos que se relacionan. Eso va a quedar más claro a lo largo de la tira. Igual, las suspicacias de algunos van a estar presentes porque el medio está teñido de ellas.

–Pero no está mal que se realicen estos análisis.

–No. Hay que hacerlos, pero hay que saber “aprovechar” esta posibilidad de cruzar cuestiones sociales con ficción. Los guionistas no le esquivan al tema que quieren tocar. Cuando uno quiere reflejar la realidad en ficción, lo debe hacer hasta el fondo: no se puede quedar en medias tintas. No estamos descubriendo la pólvora. Ya lo hizo Montecristo.

–El protagonista de Montecristo, Santiago Díaz Herrera, iba a en busca de venganza. ¿El suyo irá detrás de venganza o simplemente de justicia?

–Una no existe sin otra. En los libros de historia siempre se habla de justicia. Pero no hay justicia sin venganza, ni venganza sin justicia, al menos en las novelas. En la vida, en todo caso, puede haber una sin otra. Pero en la ficción no hay sed de justicia si no hay sed de venganza de algún tipo. Va a haber misterios de corto plazo y otros que alimentarán el gran misterio de Vidas...: ¿dónde está esta persona, qué fue de su vida, qué ocurrió, por qué? Es un nudo dramático muy grande, que se está trabajando muy cuidadosamente.

A lo largo de su carrera, tuvo más éxitos que fracasos. ¿Siente la responsabilidad de ser la cabeza de uno de los principales proyectos de Telefé para este año? Incluso, a nivel internacional Telefé presenta Vidas robadas como “la nueva telenovela de Facundo Arana”...

–Pero no es más que una cuestión comercial. Ninguna ficción se hace hoy sobre el nombre o las espaldas de una persona. La TV evolucionó lo suficiente como para que hoy los productos superlativos sean aquellos en los que todos los engranajes –productores, guionistas, directores, técnicos, camarógrafos, vestuaristas, actores– funcionan entrelazados. Pero sé que también es un año atípico: el año pasado, después de 18 años de liderazgo absoluto, a Telefé se le cayó el vaso de agua de la mesa. Pero es una competencia y nunca el liderazgo es eterno.

–El problema es que la TV es un gran negocio y en un país como éste no hay lugar para ese pensamiento...

–A la gente de Canal 13 no le debe haber hecho ninguna gracia el levantamiento de Una de dos, de Telefé. Porque si bien todos lo que trabajan en el medio queremos ganar, nadie desea que al otro le vaya mal.

–A veces hay actitudes de quienes manejan la TV que no parecieran corroborar esa hermandad de la que habla...

–Créame que es así. Yo he hablado con unos y otros y todos me dicen lo mismo: quiero que a mí me vaya mejor que al otro, pero no que a los demás les vaya mal. No por altruismo, sino porque saben que detrás de cada ciclo hay familias y que para que el negocio funcione le tiene que ir bien a la mayoría.
–...
–Hay una parte mía que choca siempre contra una pared, teniendo en cuenta que el 70 por ciento del medio está esperando agazapado como pirañas que alguien se caiga para caerles encima. Estoy cagado a mordiscones, pero es la profesión que elegí. Y si voy a estar en la TV, tengo que saber que eso viene con el combo. Por un lado, tengo el brazo maltrecho por todas las cosas malas del medio, pero por otro tengo cada uno de los abrazos de las señoras y chicos que me reconocen y me hablan de los programas o personajes que hago. ¿Qué pesa más? Yo prefiero mirar siempre la devolución de la gente, que es lo que me llena el alma. Y no somos pocos los que solemos mirar para ese lado. Lo que pasa es que hacen más ruido los que hacen quilombo. Hicieron una industria del quilombo.
FUENTE: PAGINA12

TELEFE: ¿COMPROMISO SOCIAL RECARGADO U OPORTUNISMO?

“Vidas robadas”, la novela que protagoniza Facundo Arana, mezcla la historia de amor con las mafias de la prostitución. En “Montecristo”, fueron los hijos de desaparecidos apropiados por los represores. En “Resistiré”, el tráfico de sangre. ¿A quién le sirve la incorporación de los flagelos sociales en las tiras de ficción?


En “Vidas robadas”, la telenovela que protagoniza Facundo Arana, Telefe vuelve a mezclar conflictos amorosos y sociales. De hecho, la trama entrecruza la historia de amor entre el personaje de Arana y el de Mónica Antonópulos con el deleznable accionar de las redes de prostitución y tráfico de personas, una problemática que el guión dispara mediante el personaje de Soledad Silveyra, la madre de una joven raptada en un pueblo de provincia. En tal sentido, la apuesta es parte de lo que se dibuja como una tendencia en el canal que dirige Claudio Villarruel.

Si uno mira hacia atrás, advierte que “Resistiré” abordó el tráfico de sangre en el marco de la pasión entre Celeste Cid y Pablo Echarri. “Montecristo” tuvo su triángulo amoroso_ Echarri, Paola Krum y Joaquín Furriel_ pero además, incluyó la tragedia de los hijos de desaparecidos criados por sus apropiadores. Con el mismo tema, pero basado en casos reales, el canal redobló la apuesta en “Televisión por la identidad”.

Como refuerzo al ostensible propósito de relacionar la temática social que recorre “Vidas robadas” con la realidad, el lunes último, tras el estreno de “Vidas robadas”, el canal puso al aire la repetición de un documental sobre el tráfico de personas: “Esclavas”, un especial del ciclo “Humanos en el camino”, conducido por Gastón Pauls.

¿Es la actitud de Telefe una muestra de compromiso social recargado o una maniobra oportunista? Ésa es la pregunta obligada ante la línea temática que abordan sus ficciones y la decisión de pegar un valioso documental sobre el tráfico de mujeres al debut de la tira.

En lo personal, adhiero a la incorporación de los flagelos sociales en los ciclos de ficción. Se sabe que las novelas y los unitarios tienen llegada a las grandes audiencias. Ese alcance masivo las vuelve un instrumento poderoso para crear conciencia sobre determinadas problemáticas. No en vano, la Fundación Huésped produce ciclos de ficción para educar en la lucha contra el SIDA y en la necesidad de no discriminar a quienes lo padecen.

Pero, ¿y si la estrategia de combinar telenovelas con problemas sociales le sirviera a Telefe para conseguir rating en la franja del público que normalmente no consume culebrones? Pues bien, no veo en ello problema alguno. Al fin y al cabo, la televisión privada es una industria que, como cualquier otra, busca obtener ganancias. Y si lo puede hacer con buenas piezas televisivas que además, logren alertar sobre problemas serios y verdaderos, muchísimo mejor.

Se me dirá: ¿Y el oportunismo de hablar de los hijos de los desaparecidos en la misma época en la que se han retomado los juicios a los represores? ¿Y el oportunismo de hablar del tráfico de personas cuando el asunto es noticia?

Pues bien, si “Montecristo” y “Vidas robadas” fueran el fruto del oportunismo y nada más que del oportunismo, yo me pongo pragmática. Si “Montecristo” sirvió para que Abuelas de Plaza de Mayo viera triplicado el número de consultas de jóvenes que sospechan ser hijos de desaparecidos, me importa poco el supuesto oportunismo. Si la novela fue uno de los disparadores para que Marcos Suárez recuperara su identidad, me tienen sin cuidado las intenciones de Telefe. Personalmente, celebro su emisión.

En cuanto a “Vidas robadas”, nadie puede profetizar los efectos que tendrá su mensaje sobre el tráfico de personas. A mí, por el momento, el pragmatismo me lleva a sacar cuentas. Durante los primeros cuatro días en la pantalla, su promedio de rating rondó los 19 puntos. Eso significa que fue vista, sólo en Capital y el Gran Buenos Aires, por una cifra cercana a los dos millones de personas. A esa cantidad de televidentes, hay que sumarles los del resto del país. Si uno solo de todos ellos comprendiera la importancia pelear contra las mafias que trafican personas y la necesidad de denunciarlas, misión cumplida. ¿Y el supuesto oportunismo? Para ser franca, cuando la tele logra despertar actitudes comprometidas o solidarias, en vez de elucubrar teorías sobre las intenciones, valoro lo tangible: el resultado.
FUENTE: MINUTOUNO.-

EL CASO MARITA Y LA "ESCLAVITUD SEXUAL" EN LA ARGENTINA.-


El secuestro de María de los Angeles Verón, de 23 años, nunca fue esclarecido y sirvió de inspiración para la novela "Vidas Robadas". La lucha de su madre


María de los Angeles Verón tenía 23 años cuando fue secuestrada el 3 de abril de 2002.
Ese día iba rumbo a la Maternidad, un hospital público maternoinfantil, donde debía realizarse estudios ginecológicos.

Se cree que una enfermera fue la entregadora. Según los investigadores, tres hombres la obligaron a subir a un auto Fiat Duna color rojo, de la remisería 5 Estrellas, a metros de su casa (en San Miguel de Tucumán), recuerda la agencia NA en una investigación sobre el tema.

La joven estuvo desaparecida los dos días siguientes. Al tercero, la vieron a unos 30 kilómetros de su casa. Iba tambaleante, como drogada, y alguien le había cambiado las
zapatillas por tacos altos.

Los policías que levantaron a Marita en la localidad de La Ramada dicen que la subieron a un ómnibus que volvía a Tucumán.

Pero el relato es confuso. Los investigadores sospechan que la devolvieron a la fiesta sexual de donde había escapado, su primer destino de explotación.

La investigación da cuenta de que después fue vendida a La Rioja, por 2.500 pesos, para someterla a la prostitución.

Después se sospechó que fue trasladada a España.

En el caso se logró involucrar a muchos sospechosos; hay más de 10 personas que han sido enviadas a juicio y otras 12 que fueron sobreseídas. No hay detenidos.

Susana Trimacro, la madre de Marita, llevó su investigación más allá de los límites del país. Se vinculó con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que señala que en la Argentina funcionan al menos cinco redes de trata de personas.

A partir de su lucha, Trimarco fue declarada Heroína de las Américas por la secretaria de Estado de EEUU, Condoleeza Rice.

Según un informe de la OIM, la Argentina se convirtió en un país de exportación y de compra y venta de mujeres. El informe sitúa a Tucumán, a Misiones, a Corrientes, a Chaco y a Santa Fe como las principales provincias proveedoras de personas que son
obligadas a prostituirse.

Buenos Aires, Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y Tierra del Fuego son las receptoras.-
FUENTE: ASTERISCOS.-

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